domingo, 20 de diciembre de 2009

Cuento de Navidad




- TAMBIÉN EXISTEN OTRAS NAVIDADES -



® Título: Continuidad de un Belén roto

© Autor: Antonio Blázquez Madrid



(Primer Premio en el I Certamen de Cuentos de Navidad – Primaduroverales “Casa del Reloj” Madrid)


La monótona música de los villancicos traspasa, como cada año, los cristales de la ventana. La misma historia vuelve al lugar de siempre. En el salón, un gastado Belén ocupa la repisa de la chimenea. En el Belén el Niño debe de tener la mejilla rota, y la tiene; la Madre debe de estar con los ojos borrados, y así está; el Padre debe agarrar con dureza la empuñadura del bastón, y lo hace.
Sentado en un raído sillón, frente a la chimenea, un hombre contempla inquieto la escena navideña, al tiempo que sujeta con fuerza una culata fría. Sobre una hamaca, una mujer balancea su cuerpo con ritmo cansino mientras mira en silencio, con ojos apagados y quietos, una fotografía amarillenta que mantiene entre las manos. La estancia huele a aguardiente añejo.
Las sucias bolas de cristal que pretender adornar el nacimiento ya no reflejan la luz que apenas cubre las paredes de la habitación. Apartado en un rincón, un niño lee un cuento de navidad escrito en un diario un día 25 de otro mes de diciembre. Un “booom” salido de entre las palabras que está leyendo se adelanta al potente “booom” que llega a sus oídos. Con miedo, y sin levantar la vista, al mismo tiempo que toca su cara dolorida, el niño prosigue con la lectura para saber cómo termina la historia de aquel otro 25 de diciembre que se cuenta en el diario, y las letras le van descubriendo que el hombre que aparece en el relato tiene que quedar con el brazo caído, inerte, y sus dedos rozando las baldosas manchadas de rojo, y así queda; y la mujer que le acompaña, después de llorar con amargura hasta secar sus ojos, tiene que permanecer eternamente mirando una fotografía que coge con sus temblorosas manos, y así permanece; y un niño, que se acurruca temeroso en una oscura esquina, tiene que leer un cuento triste de navidad, mientras se acaricia su rostro herido, y así lo hace.
El niño termina de leer el relato escrito en el diario, y vuelve a esconderlo bajo las baldosas rotas del salón, para que al año siguiente, cuando los villancicos retumben de nuevo a través de los cristales y el Belén roto vuelva a estar sobre la repisa de la chimenea, otro niño lo encuentre, mientras se oculta con miedo en un rincón oscuro con su mejilla dolorida.

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viernes, 11 de diciembre de 2009

Serpiente versus Ciudad




® Serpiente Vs. Ciudad

© Autor: Antonio Blázquez Madrid


(Mención especial en el II Certamen Internacional de Cuento ‘Jorge Luis Borges’ – de SESAM - ARGENTINA)


Recuerdo esos otros tiempos cuando podía sentir las luces de la noche girando a mi alrededor, cuando mis pasos caminaban libres por las calles, cuando miraba al cielo soleado desde el parque que se abre al final de la avenida; pero ya no, ya sólo puedo ver la ciudad a través de la estrecha ventana de mi apartamento, en el piso 13, donde vivo solo y encerrado; ya sólo puedo mirar desde lo alto los cientos de luces parpadeantes que salpican la negra capa de asfalto durante la noche, y observar las pequeñas siluetas que se mueven bajo el cielo gris que las cubre, sin poder hablar con ellas.
La puerta está candada con siete llaves, por el temor que tengo a que ella la traspase. Tal vez, todos piensen que es locura mi encierro, pero yo sé que está ahí abajo, enroscada sobre si misma, con su cuerpo frío cubierto de escamas falazmente suaves, sus ojos eternamente abiertos y vigilantes, y su lengua traicionera escondida entre las mortales mandíbulas de su boca. Está esperando para engullirme: escondida, unas veces, en el foso del ascensor; otras, camaleónicamente enrollada en las pilastras de la barandilla de la escalera; y la mayoría de las veces, apostada bajo la alcantarilla que hay enfrente de la casa, desde donde vigila todos mis movimientos.
Es parte de su venganza contra la ciudad, esa ciudad que en su loca carrera por agrandar sus dominios la expulsó de su refugio, y yo soy el objetivo elegido para esa venganza, aunque nadie lo quiera entender y me consideren loco. Pero lo que ellos no saben, es que cuando yo muera ella buscará nuevas víctimas para completar su lucha, hasta que la ciudad deje de devorar su entorno.

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